Soluciones reales a problemas reales

Como explicamos en notas anteriores, en este país se está consolidando un consenso liberal, que va de Milei a Cristina. Esta idea de que el mercado nos va a resolver los problemas mágicamente. Es cuestión de que desregulemos todo, que eliminemos los derechos laborales, que aseguraremos que el capital pueda hacer lo que quiera con nosotros, va a haber una lluvia de inversiones. Esto ya lo escuchamos. Nunca funcionó ni va a funcionar. Porque el capitalismo argentino tiene obstáculos estructurales. Porque si la argentina fuera negocio ya hubieran invertido, ya hubieran puesto la plata acá. Pero en el mientras tanto, vamos a vivir peor, mucho peor.

Hay problemas estructurales en la economía argentina y esos problemas sólo se pueden resolver desde el Estado, mediante la concentración de la capacidad productiva del país, desde el Estado. Tenemos que batallar por esa idea, porque el kirchnerismo y el peronismo en general bastardearon la idea del Estado productivo. En realidad, el peronismo es un Estado subsidiario de los capitales más pobres, más miserables y más ineficientes, a los que se les da plata todo el tiempo y es como tirar agua en una canasta. Es inútil.

Les regalan plata a lo pavote y ese es el núcleo el problema. No son los obreros choriplaneros, como dice Feinman y compañía. El problema es la burguesía choriplanera que se come a la Argentina con subsidios crecientes que usan simplemente para reproducirse.

Frente a ello es que defendemos la plataforma Argentina 2050, que tiene esta función: ofrecer un programa que trata de pensar problemas técnicos reales y batallar contra el consenso liberal. Si nosotros no hacemos eso, si nosotros no construimos una alternativa real para los problemas reales del país y, sobre todo, de sus laburantes, si nosotros no imponemos la idea de que es a través del trabajo colectivo sintetizado en un Estado con contenido obrero y popular, entonces la batalla la van a ganar ellos. Y ahí no importa si el poder se conquista o no por elecciones, por insurrección o lo que sea. La vamos a perder. Porque a una insurrección triunfante que no pueda resolver los problemas técnicos reales en la economía argentina, va a perder. Porque nadie se juega por una sociedad que no lo resuelve los problemas en un momento.

Para ejemplo, siempre viene bien la historia. En Nicaragua el Frente Sandinista, la izquierda que había tomado el poder con una insurrección en 1979, en 1990 perdió las elecciones. La revolución sandinista tuvo muchos problemas, muchos límites que no vienen al caso. Pero es interesante una cosa que se decía en las calles de Nicaragua. “Nos pusimos la camiseta y votamos a la Violeta”, por Violeta Chamorro, la candidata opositora que triunfó. Es decir, parecía haber una enorme influencia política del Frente Sandinista, pero la gente terminó votando para resolver problemas muy elementales que el sandinismo no resolvía. Una revolución triunfante por la vía que sea, por la insurrección más gloriosa, por una victoria electoral que nos permite mediante mecanismos que no se han visto nunca llegar al poder, por la vía que sea, si no resuelve problemas reales no hay posibilidad no sólo de un triunfo duradero sino ni siquiera que nos podamos mantener en el gobierno en un plazo razonable. Porque la gente está pasando por una situación muy grave, se juega la vida. Argentina 2050 es un plan para sacarnos del pantano, aquí y ahora. Sumate.

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