El problema de este país son los que no quieren laburar. De eso, no cabe ninguna duda. Cantidades enormes de personas que prefieren vivir del esfuerzo de los que realmente laburamos, sin hacer nada. Son los que se quedan tranquilos en sus casas, porque reciben plata del Estado. Nuestra plata. Pero estas personas no son las que se suelen identificar como planeros que viven de marchar y cortar calles. No. En realidad, los verdaderos parásitos suelen vestir saco y corbata, estar bien alimentados y creer que son el verdadero motor del país.
Nada más fuera de la realidad. Acá, el problema del país pasa justamente por el empresariado. Ellos son los verdaderos planeros que viven de nuestros impuestos. Y aquí vamos a tratar de demostrar, con datos en la mano, eso mismo: que hay una capa de la población argentina totalmente inútil, que forman una piedra muy pesada que tenemos que sostener los laburantes en medio del pantano que es este país.
Veamos el asunto de cerca. Todos los años la Dirección Nacional de Investigaciones y Análisis Fiscal, organismo perteneciente a la Subsecretaría de Ingresos Públicos del Ministerio de Economía, realiza una estimación del Gasto Tributario. Dentro de ellos se cuenta un rubro particular, que son gastos por regímenes de promoción económica. ¿Qué es eso? Es el monto de impuestos que el Estado deja de recaudar por exenciones. Es decir, plata que se le perdona a los empresarios, que debería pagar pero no pagan.
¿Se entendió? Bueno, ahora prepárese para indignarse. Para 2022, el Gasto Tributario por regímenes de promoción se estima en 463.412,1 millones de pesos. Un 0,77% del PBI. Y este año no es una excepción. El Gasto Tributario originado en regímenes de promoción económica muestra una clara tendencia ascendente en los últimos 20 años. Del 2001 para acá, prácticamente se duplicó. Mire sus bolsillos y se va a dar cuenta que usted no tuvo esa suerte…
Los regímenes de promoción económica, industriales y no industriales, existen en la Argentina desde hace al menos 80 años. Ocho décadas subsidiando a la burguesía, por este y otros mecanismos. Nos metieron el verso de que esa era la forma de impulsar el desarrollo industrial. Que subsidiar a los patrones era un gran negocio, porque a la larga esas empresas iban a crecer, generando empleo y riqueza para el país, y que se iban a independizar de la tutela estatal. Pero aquí estamos, hundidos.
Pero miremos al futuro: ¿cuántas cosas podríamos hacer con todos estos recursos? Aquí, en esta enorme caja negra de subsidios directos e indirectos a los patrones burguesía, se encuentran recursos para sacar a la Argentina del pozo. Para poner en pie un Estado productor, que concentre los medios de producción, que eleve la productividad, que desarrolle la producción de bienes de alta tecnología en una escala adecuada para lograr exportar y dejar de depender de la soja. Que asigne racionalmente los recursos en pos de alcanzar lo que la burguesía nunca pudo darnos: un verdadero desarrollo económico, que nos garantice una buena vida a todos los que habitamos este suelo. Eso que le venimos explicando en estas páginas y por lo que lucha Vía Socialista: una Argentina Socialista de alta productividad y un buen nivel de vida para todos.