Martin Pezzarini y Marina Kabat
No se puede limpiar lo que no se deja de ensuciar. El principal problema del Riachuelo es que se lo sigue contaminando. A diario, miles de industrias desechan residuos en su cauce. De ellas, la más peligrosas son las curtiembres. La creación del Parque Industrial Curtidor y una planta de tratamientos de efluentes en Lanús busca resolver el problema. Pero, solo 30 de las 62 curtiembres de la Cuenca se mudarán al nuevo Parque. Por otro lado, el proyecto lo paga el Estado, aunque se benefician los industriales. El parque curtidor es una iniciativa útil, pero debe ampliarse para integrar todas las fábricas potencialmente contaminantes de la cuenca. Al mismo tiempo, si el Estado pone la plata, debe recibir parte de las ganancias que genera la producción. Pese a todas sus limitaciones, el Parque Curtidor muestra la necesidad de concentrar y planificar la producción industrial y anticipa las potencialidades del desarrollo de empresas mixtas en el terreno industrial.
¿Por qué sigue contaminado el Riachuelo?
El Matanza-Riachuelo es el río más contaminado de Argentina y uno de los peores en América Latina. Recibe residuos urbanos, líquidos cloacales y desechos industriales de miles de empresas. En 2006, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS) señaló los sectores con mayor impacto ambiental en la zona: industrias químicas, petroquímicas, alimenticias, galvanoplásticas, metalúrgicas, frigoríficos y curtiembres. Esta última sería la más perjudicial de todas. Las curtiembres son responsables del 50% de la contaminación industrial. Vierten efluentes con una alta carga de cromo y sulfuros y desechan residuos orgánicos como pelos, grasa y virutas de cuero 1.
El Parque industrial curtidor
El proyecto de construcción de un Parque Industrial Curtidor tiene una historia de 40 años, asociada a una serie de fracasos. La idea es simple: reunir a las curtiembres del río Matanza-Riachuelo para realizar en conjunto el tratamiento de efluentes que es muy costoso de encarar para cada empresa en particular. En 1983, se le otorgó a la Asociación de Curtidores de Buenos Aires (ACUBA) un predio en el Partido de Lanús para que construya una Planta de Tratamiento de Efluentes Líquidos Industriales y concentrar a las industrias en un solo punto, buscando mejorar su competitividad. El proyecto no prosperó, pese a la obtención de créditos en el exterior y ciertos avances en la construcción. Luego de 40 años, el Estado terminó haciéndose cargo del proyecto que la burguesía no pudo resolver por sí misma.
En el 2006 se fundó la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR). Ahora ACUMAR impulsa la construcción de un Parque Industrial Curtidor y una Planta de Tratamiento de Efluentes Industriales en el partido de Lanús, donde se radicarán pequeñas y medianas empresas para trabajar el cuero de manera sustentable. El Parque Industrial y la Planta de Tratamiento forman parte de una iniciativa mayor de saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo. Esta es financiada por el Banco Mundial. El Estado Nacional, recibió préstamos por 1.227 millones de dólares para el proyecto 2. Es decir, el parque curtidor y la planta de Efluentes los vamos a pagar todos nosotros a través del Estado.
El Estado no realiza directamente la obra, sino que la concesiona a empresas privadas. La construcción del Parque Industrial fue adjudicada a Zonis y Bricons por $243 millones de pesos y la Planta de Tratamiento de Efluentes a otras tres empresas, Panedile, Esuco y Ecopreneur. En este caso, los costos son bastante más altos que los del Parque: U$ 50 millones de dólares. Lo más caro no son las fábricas, sino la planta de tratamiento.
Se informó que el parque industrial ha alcanzado ya un 95% de su ejecución. Sin embargo, prevén que las curtiembres se instalen recién en 2023. Es decir, ese 5% que falta en teoría llevaría un año… También se ha dicho que la planta de tratamientos está cerca de la mitad de la construcción, y plantean terminarla a fines de 2023.
Contaminación y burguesía planera
Normalmente, lo que las empresas se ahorran por no realizar los tratamientos adecuados de residuos, lo gasta luego el Estado en tareas de limpieza (y la población, con enfermedades e todo tipo). Por eso, muchos gastos estatales para revertir la contaminación constituyen un subsidio encubierto a la burguesía planera. Todos pagamos para palear la contaminación de la que, antes, algunos se enriquecieron.
El proyecto que impulsa ACUMAR sigue la misma lógica. Es el Estado el que se endeuda para construir el parque industrial y la planta de tratamiento. Se nos dirá que las pequeñas y medianas empresas no podrían pagarlo. Es cierto: solo al concentrar la producción a una escala que haga rentable el tratamiento de residuos este resulta viable. Si ellos no pueden pagar uno de los principales costos de la producción industrial y el Estado sale al rescate, corresponde que el Estado participe también de la propiedad y de las ganancias.
Lo grande es bello
Los problemas ambientales de las curtiembres están asociados a una cuestión de escala. Cuanto más concentrada se encuentra la industria, más eficiente es su funcionamiento y más sencillo resulta incorporar la tecnología para procesar correctamente los residuos. Así como las PyMES son las que más negrean a sus trabajadores, son también las que más contaminan. La concentración de la producción facilita el tratamiento adecuado de los efluentes industriales, al tiempo que permite aprovechar los desechos como pelos y grasa en la elaboración de subproductos que solo son rentables en gran escala.
La respuesta lógica implica concentración y planificación, dos ejes centrales de nuestro proyecto Argentina 2050. Si una firma no tiene la capacidad individual para competir sin dañar el medio ambiente, corresponde la concentración en un parque industrial y una planta de tratamientos que sirva para el conjunto de esas fábricas. Esta es la respuesta necesaria, no solo para 30 curtiembres de Lanús (la mitad de la Cuenca Matanza Riachuelo). En 2019, en el país se registraron 113 empresas productoras de cuero, esto es sin contar las múltiples curtiembres clandestinas. Todas ellas deben poseer plantas de tratamientos de residuos de última generación o integrarse a los parques industriales estatales.
Al César lo que es del César y al Estado, la empresa mixta
La producción sustentable de cuero requiere de grandes inversiones en tecnologías para procesar los residuos. Si un empresario pyme posee la curtiembre, pero no la planta de tratamiento, no es dueño de todo el capital necesario para llevar adelante esa industria. La proporción de los costos de la Planta de Tratamiento de Efluentes en relación con los del Parque Curtidor (recordemos que la primera sale 50 veces más cara), demuestra que el tratamiento de efluentes es una de las partes más onerosas de la estructura productiva. En el proyecto de ACUMAR, de esa parte, la más cara, se ocupa el Estado sin obtener los beneficios de la explotación.
El Estado no debe, como pretende ACUMAR, financiar el proyecto para terminar regalándoselo a las mismas empresas que son el origen del problema. Si la planta de tratamientos la financia el Estado, debe conformarse una empresa mixta entre el Estado y todas las pymes reunidas en el Parque curtidor. En esta empresa mixta el Estado debe asumir el lugar de socio mayoritario, concentrando la producción, regulando férreamente la actividad y absorbiendo su parte de las ganancias.
El caso del Parque industrial curtidor, nos muestra cómo la realidad misma impone las propuestas de Vía Socialista. Los problemas de una industria pyme se resuelven con concentración y centralización. La empresa mixta es el medio para lograrlo. Pero, es necesario un drástico cambio de rumbo para que estos proyectos realmente funcionen. El Estado en sí mismo debe realizar las obras y dejar de alimentar al club de la obra pública y la corrupción. Además, por sobre todo, si el Estado invierte y financia debe integrar la empresa y obtener ganancias. Las pymes pueden sobrevivir, pero no como parásitos del Estado que succionan recursos por distintas vías y subsidios, sino asociándose a él en un proceso de concentración económica, aumento de la competitividad y mejora del medio ambiente.
Publicado en El Aromo Nueva Época N° 6 – Octubre 2022