Una conversación con Daniel Morisigue
Entre los años 2011 y 2012 Holanda exportó alrededor 5.000 millones de dólares en flores. Para que el lector tenga alguna idea de lo que representa ese monto, las exportaciones de carne de vaca de la Argentina son 2.700 millones. Es decir, tenemos una potencialidad gigantesca de un mercado enorme. En El Aromo pasado salió una nota sobre acuicultura. Solo por las exportaciones de salmón, Chile exporta 5.000 millones. Pensemos eso más 5 mil millones de flores. Otros 3.000 millones en fertilizantes que derivan de los biodigestores y estamos hablando casi de la mitad del complejo sojero, nada más que en esas tres cosas. Además, esas producciones cosas proveen mucha trabajo, porque por su propia lógica necesita mucha fuerza de trabajo y no requieren gigantescas inversiones
Para hablar específicamente de la posibilidad de la exportación de flores, Vía Socialista invitó a Daniel Morisigue a uno de nuestros vivos de los sábados. Daniel es Ingeniero Agrónomo, Director del Instituto de Floricultura del INTA Castelar y uno de los fundadores de la floricultura en Argentina, a que exponga el estado del sector y qué se podría llegar a hacer. A continuación, lo más destacado de esa conversación.
Daniel Morisigue: Agradezco la invitación. La verdad que me pone muy contento que me inviten desde el ámbito de ustedes, para poder mostrar este tema de la floricultura, que muchas veces está visto como algo no profesional, como algo de aficionados, y no es tan así. Incluso, muchas de las tecnologías que hoy se utilizan en los cultivos extensivos, nacieron de la floricultura. Así que les agradezco esta oportunidad de poder presentar lo que estamos haciendo desde el Instituto de Floricultura. Hace 18 años que tiene vida el Instituto Floricultura, en el INTA.
El Instituto de Floricultura se creó en diciembre del 2004, como Instituto de Floricultura. Esto se crea como Instituto del INTA, como producto de una cooperación con el gobierno de Japón. Esto está ubicado en un predio de cinco hectáreas, de los cuales tenemos 5.000 metros cuadrados de invernáculos y contamos con cinco laboratorios. Porque una cuestión importante: en floricultura, es el cómo florece la planta para poder regular y programar la floración. Ahora estamos en víspera día de la madre. No lo mismo que tener la producción en la semana previa al día de la madre, que las plantas me florezcan el lunes siguiente. Somos 41 personas que formamos parte del Instituto de Floricultura, de los cuales 21 son profesionales investigadores y el resto se complementa con técnicos y personal de apoyo. Un trabajo en equipo.
Resumidamente: ¿Qué es la floricultura a nivel comercial? Bueno, involucra la producción de todo, cada una con su especialidad. La producción de semillas de especies ornamentales. Esas semillas son comerciales y después las compran los productores para producir la planta final, o la vara floral. La producción de bulbos, que también es producir ese órgano subterráneo que después lo toman otro tipo de productores (el productor tradicional) para producir las flores. Después, lo que es la producción propiamente de flores de corte: vara de rosa, vara de clavel. Bueno, eso se llama flores de corte que compran los esquejes o las semillas, de los que producen la semilla. Después también está la producción de follaje de corte, lo más conocido es el helecho. Pero bueno hay un montón de follajes hoy en día, como arreglo propiamente dicho, con follaje solamente, o acompañando a las varas florales, lo que hoy se llama bucket. También después está lo que se produce en maceta, que es la planta maceta en flor, como puede ser la estrella federal, la maceta de plantas de interior o una planta de helecho. Después viene todo lo que es la producción de plantas de arbustos o árboles, para toda la parte de lo que es parquización. O incluso en grandes macetas para los que son balcones y terrazas. Después viene la producción de plántulas o plantines a partir de semilla. O sea, hoy la producción está mucho más especializada. Antes, el productor compraba las semillas, germinaba, hacía la cría y después la producción propiamente dicha. Bueno, hoy hay productores que se especializan a comprar la semilla, hacer la cría y el plantín con un tamaño próximo al trasplante se lo vende al productor propiamente dicho. Después también está la producción de plantines de jardín, como la petunia, el pensamiento, la alegría del hogar, que es otra especialización.
A nivel mundial la superficie cultivada hoy supera aproximadamente las 500.000 hectáreas en el mundo. Hasta hace 10 años, era menos de la mitad. Pero con la irrupción de China e India, se ha duplicado la superficie, porque en China la escala es mil veces más grande que cualquier otro país. Ellos hablan de cualquier cosa en millones. En lo que es la floricultura, en China hoy hay dos millones de productores. La floricultura está en más 145 países en el mundo, como estadística económica productiva y con impacto social. Todo lo que se produce en el mundo son más de 60 mil millones de dólares, y lo que es el mercado internacional de exportación e importación hoy es de 20.000 millones de dólares. Eso involucra lo que es bulbo, flores de corte, follaje y los esquejes o gajos. Por ejemplo, el gajo de clavel o crisantemo está concentrados en pocos países. La producción de esos esquejes o gajos se exporta a casi todo el mundo. De esos 20 mil millones de dólares, la mayor parte, 85/90% es flores de corte y las tres cuarta partes, 15 mil millones de dólares, lo concentra Holanda.
Holanda es un gran mercader. Lo que se produce es poco y nada en Holanda, sino que lo producen en otras regiones, especialmente en el hemisferio sur. Toda la floricultura del mundo se produce para abastecer el mercado del hemisferio norte, que es Estados Unidos, Europa y Japón. Hoy en día también el mercado de China. Cuando empieza a crecer el mercado de China, se pensaba que iba a inundar el mundo de flores, iba a ser un desastre total, y está ocurriendo exactamente al revés. Ha crecido tanto la economía china que no le alcanza la producción local y tiene que importar flores. Por lo tanto, lo que iba a aparecer que iba a inundar de flores el mundo, está demandando, a pesar de que hay dos millones de productores.
En el hemisferio sur están los países de África, el centro de África que son capitales básicamente holandeses, ya que va todo al mercado de Holanda y de ahí se distribuye a todo el mundo. Lo que es América del Sur, es Colombia, Ecuador. Esos son los principales exportadores, con capitales de Estados Unidos y Europa. Brasil y Argentina son los únicos países que tienen un fuerte mercado interno y que, la producción que hay, ha nacido para abastecer al mercado interno. Todo eso es un poco por la prevalencia de la cultura europea del uso de flores y plantas tradicionales. Este mercado interno, lamentablemente, como pasa en otros rubros de la economía, pasa a ser competitivo con la exportación, cuando en verdad se deberían complementar,
La oportunidad que tenemos para exportar es grandísima. Primero, por los microclimas que tenemos. Segundo, porque estamos en contra estación. Por lo tanto cuando no hay producción en el hemisferio norte, está el hemisferio sur, y podemos tranquilamente exportar. La demanda está, en ese aspecto. La prueba es Colombia, Ecuador y, recientemente, Perú y Chile, que están exportando por el tema de la contra estación.
La floricultura del mundo está totalmente tecnificada, automatizada en el caso de lo que es Europa y parte de Japón, por un tema de falta de mano de obra. En el hemisferio sur, como es Colombia, Ecuador, la actividad es fuente de empleo. Aparte, hoy, gracias a la tecnología, es un trabajo totalmente liviano.
Por eso, este crecimiento del consumo se da porque la urbanización es creciente, cada vez más y el ser humano va a vivir en ámbitos urbanos. Hoy hay movimientos mundiales que se llaman Green City o ciudades verdes o soluciones basadas en la naturaleza, porque nos hemos dado cuenta que solamente se ha pensado en la infraestructura gris y se ha olvidado de la infraestructura verde. Entonces, hoy la planificación de las grandes ciudades debería pensar en la infraestructura verde, para evitar los problemas que ocasiona la infraestructura gris, que es la isla de calor, el consumo energético y también el problema de la inundaciones por una mala planificación, y no tener planificado el escurrimiento de agua cuando se producen las grandes lluvias.
En Argentina, el cultivo comercial, como lo dije al principio, tiene ya un siglo de existencia. En la década del ’90, con la gran crisis de las economías regionales, la floricultura pasa a ser una alternativa para los pequeños y medianos productores en varias regiones del país, y también fue un gran cambio tecnológico. Hoy, hay mucha expansión. En el AMBA, es el 50% de la producción nacional y cada vez va disminuyendo mientras aumenta la producción en el interior.
Más o menos, la superficie cultivada son 2.500 hectáreas en todo el país, de los cuales un cuarto están bajo invernadero y creciendo. En Buenos Aires tenemos el peor microclima para producir flores y la peor calidad de agua, pero tenemos lo más importante, que es el mercado de consumo. Son más o menos 1.500 productores en todo el país, que se dedican y que viven de la floricultura. Esto es a nivel de los productores, pero toda la cadena son más o menos más de 30.000 personas que están involucrados. Aparte de los productores, están los distribuidores, los mercados mayoristas, los viveros, las florerías, los kioscos de la calle, los que hacen arreglos florales, arte floral y organización de eventos… Lo que es la parte bastante macetas, están los profesionales dedicados al paisajismo, ingenieros y arquitectos, como también este los que hacen el diseño, la planificación y la construcción de los jardines y el mantenimiento, tanto a nivel de un parque como a nivel de balcones, a nivel de techos, como también a nivel de planificación urbana, a nivel de municipios o de grandes regiones y al costado de la autopistas.
También es una gran alternativa económica productiva, con impacto social a nivel de todo el país. Desde el año 2001 al 2009, por ejemplo, estuvo en la estadística económica de la provincia de Corrientes. La producción de flora y planta ornamentales superaba a la de té, terba mate y tabaco, sumados los tres rubros. Pero bueno, como no lo ven desde la provincia, no estaba valorizado y no ha habido suficiente apoyo. Ha sido todo el desarrollo desde la parte privada.
Falta diversificar un montón de especies. Por poner un ejemplo, lo que es flores de corte en el mundo, hay más de 150 especies, que se producen. En Argentina, en día la primavera y en el día de la madre, que son los picos de consumo, no pasamos de las 40 especies. Podríamos triplicar la cantidad de especies. Es el producto más barato, más económico, comparado con perfume o ropa, por ejemplo. Lo que hoy vale una flor, una planta, es relativamente mucho más económico que otro producto emocional.
La gran debilidad que hay es la poca organización de los productores y de toda la cadena, para ser más visible y que sea más valorado en el resto de la sociedad. Como dije, hoy en día esto cada vez se valora más, porque existe un consumo que está asociado al bienestar de las personas. No por lujo, sino por una gratificación desde el punto de vista emocional.
Con respecto a la posibilidad de exportación de flores, hemos desarrollado del Instituto de Floricultura, que es las variedades ornamentales a partir de especies nativas. Desde antes de la creación del Instituto de Floricultura, en el periodo que hubo una operación conjunta entre el gobierno de Japón y el INTA, se desarrollaron variedades ornamentales a partir de especie nativa. Esto ¿qué quiere decir? Cuando hablamos de rosas, todo el mundo hace referencia a Inglaterra. Cuando hablamos de tulipán, todo el mundo hace referencia a Holanda. Bueno, la rosa es originaria del sudeste asiático y el tulipán es originario de la zona de Irán e Irak. Nada que ver. Pero bueno, los ingleses y los holandeses han sido buenos marquetineros y hoy está asociado así.
Latinoamérica en general es uno de los pocos lugares del mundo donde tiene una gran riqueza en recursos genéticos, no solamente vegetales sino también desde el punto de vista animal. Así que hoy ahí está el convenio de biodiversidad que pone un marco donde los recursos genéticos son de los países. En el caso de Argentina, por la Constitución, son de las provincias. Un ejemplo más claro es el tema del petróleo, por ejemplo, que es de las provincias y las provincias reciben una regalía. Bueno, lo mismo estamos aplicando con las especies nativas. El Instituto hoy tiene 23 variedades de más o menos 9 especies inscriptas. Están en el mercado nacional y lo hemos desarrollado para que los productores argentinos puedan acceder a estas variedades y no tengan que pagar regalías. Pero, además, tenemos, de cuatro especies, cinco variedades en el mundo desarrollado por el Instituto, en conjunto con empresas de Estados Unidos y de Japón. Estas empresas son las que están comercializando en el mundo y nos están pagando las regalías correspondientes todos los años. Parte de esas regalías quedan en el INTA y la otra parte va a la provincia de origen del recurso genético, cumpliendo con los objetivos del convenio de biodiversidad y, específicamente, con lo que se llama el Protocolo de Nagoya, que persigue es que la región -en este caso la provincia- originaria del recurso reciba los beneficios por el uso y la comercialización de estos productos. Así que parte de esa regalías van a las provincias, con eso invierten en la zona de origen para que la población también reciba los beneficios. En el caso del INTA, tiene una parte los mejoradores. Otra parte lo recibe el Instituto, y eso los reinvertimos en el desarrollo de nuevas variedades.
El otro aspecto para exportar, que hay demanda y depende de nosotros, es flores de cortes. Ha habido exportaciones desde la década del ‘70, en forma puntual en la década del ‘80 y la década del ‘90 también. No ha tenido continuidad. Primero, por una falta de política específica que aliente, fomente y facilite la exportación de flores. Por otro lado, también por una organización de los productores, porque para exportar se requiere calidad, cantidad y continuidad para que el mercado nos vea. El otro tema es el tema de bulbos. Ha habido, a fin de los ‘90 y principios de 2000, una experiencia puntual de la exportación de bulbo de tulipán, que ha fracasado por falta de escala. Hoy en día, hay un grupo de productores articulado con el INTA de Esquel -porque el interés tiene dos profesionales especializados en esas flores- y están exportando peonías. Hay toda una tecnología desarrollada, que se corta en pimpollo y este se conserva en cámaras para la época de Navidad, para comercializarlo en el Hemisferio Norte. Se está exportando a Holanda, Estados Unidos y Brasil. También ahora hay una pequeña producción que estaba desarrollándose en la zona de Tandil, que también tendría microclima y que saldría un mes antes que lo que es la floración en trevelin.
El otro mercado que hay es el de bouquet, que son los ramos florales. Básicamente, irían tanto a Europa como Estados Unidos, que lo que están haciendo Chile, Colombia y Ecuador. Los ramos se arman en origen y eso va directamente a las grandes cadenas supermercados, a la comercialización. Entonces, ahí habría una posibilidad de que se produzca mucha más variedad de especies. Porque son muchas flores con las cuales se arman estos este bouquet, y ahí también tenemos una posibilidad de una propuesta de un mercado mayorista de Japón, con un grupo de productores japoneses que involucraría también productores del Gran Buenos Aires y de Jujuy. Este grupo de productores de Japón ha desarrollado una variedad que nos están pagando una regalía y los están exportando en bouquet a Estados Unidos. El mercado que los comercializa quiere que se produzca acá también, por la contrastación, para complementar la mitad del año que ellos no pueden producir. Están pidiendo de afuera, nos están diciendo qué es lo que tenemos que hacer y no terminamos de aprender, lamentablemente.
Este fin de semana, cuando los días están espectaculares, colapsa la autopista. ¿Por qué? Porque buscamos el metro cuadrado de verde, nos queremos escapar de la parte gris. Hoy lo que es techo verde, paredes verdes, jardín vertical, etc. apunta a eso. Por ejemplo, acá hay un estudio que está haciendo la Facultad de Arquitectura, la parte de arquitectura paisajista, con una Universidad de Inglaterra. Hay una escuela en Capital Federal, en la zona de Floresta. Otra escuela primaria en el partido de San Martín, con escuelas de Inglaterra, en donde están mostrando, poniendo paredes verdes, la influencia que tiene el verde en la concentración y la capacidad de aprendizaje de los chicos. También hay estudios, ya demostrados, de que los hospitales que tienen un buen espacio verde, las habitaciones que miran a ese espacio verdes, las personas se externan más rápidamente, tienen una recuperación más rápida. Así le puedo dar un montón de otros ejemplos de espacios verdes en zonas muy vulnerables digamos del Gran Buenos Aires, cuando desde el Estado se ponen valor, se parquiza, el espacio verde público integra a toda la gente y mejora el bienestar y la relación entre las personas. Por todo esto, como decimos los que estamos en este rubro, no vendemos plantas flores, sino que vendemos alegría, vida, bienestar y emociones felices.
Publicado en El Aromo Nueva Época N° 7 – Noviembre 2022