A un año de Milei: la degradación se profundiza. Organicemos el movimiento nacional docente

A un año de la asunción de Milei, la educación en todo el país atraviesa un nivel de degradación alarmante. Esto era de esperarse en un contexto donde el gobierno le declaró la guerra al conjunto de la clase obrera, especialmente a trabajadores estatales. El que iba a “combatir a la casta” generó miles de despidos y una fuerte pérdida del poder adquisitivo, con aumentos muy por debajo de la inflación. Este fuerte ajuste se sostuvo con una brutal represión policial. Amenazaron desde un primer momento y lo cumplieron. Padecimos el uso de la fuerza en las movilizaciones contra el ajuste: se golpeó y encarceló a decenas de manifestantes.

Los docentes vimos pasar el recorte del FONID a las provincias y el recorte presupuestario para la infraestructura escolar. Esto va acompañado del ataque sobre nuestros derechos con el intento, inconcluso por el momento, de declarar la educación como servicio esencial. De aprobarse, la docencia vería limitado el derecho a huelga. Que se entienda bien, tanto la negociación salarial como la defensa de la calidad educativa quedarían sujetas meramente a las decisiones de los gobiernos y la docencia se quedaría sin la herramienta fundamental para su defensa.

Vale decir, que aun sin la declaración de la educación como servicio esencial, los distintos gobiernos pudieron avanzar igual tanto sobre los salarios docentes como sobre la calidad educativa. Tanto Jorge Macri en CABA como Axel Kicillof en la Provincia, aprovecharon la situación para impulsar sus propias reformas educativas. Estas, pese a las proclamas y supuestos objetivos que afirman perseguir, encajan perfectamente con la política de ajuste y degradación salarial, laboral y educativa que lleva adelante el gobierno de Milei. El gobernador de la Provincia impone el Nuevo Régimen Académico en secundarias que sólo busca cambiar el formato de la escuela sin llevar adelante ninguna transformación real de las políticas educativas. Como señalamos en comunicados anteriores, esta reforma implica un recorte curricular de los contenidos a impartir y propone un conjunto de ideas prácticamente irrealizables, como creación de instancias de “intensificación” a contra turno, la cuatrimestralización de las asignaturas, entre otras reformas. Ninguna de ellas tiene en cuenta las paupérrimas condiciones de las escuelas en las que los docentes trabajamos todos los días y todas encajan perfectamente en el modelo de descentralización y ajuste que el gobierno nacional viene profundizando, pese a que el gobernador Kicillof se declare opositor al gobierno nacional.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri lanzó la reforma “Buenos Aires Aprende” que ya viene implementándose en un conjunto de escuelas “piloto” sin consultar a la docencia. No sólo no modifica el plan de estudios, sino que profundiza la degradación de contenidos, restándole importancia a las áreas de Ciencias Sociales, convirtiendo a muchas materias en optativas y haciendo desaparecer la estructura de cursos. También flexibiliza aún más nuestro trabajo, ya que se reestructuraría la planta docente, creando cargos de 30 horas cátedra y pasando a disponibilidad a los docentes que no logren acceder a los cargos titulares.

Lo mismo sucede con la campaña nacional de alfabetización lanzada por el gobierno nacional. Se trata de una iniciativa incierta y con un presupuesto paupérrimo, “gracias un crédito” del BID, que únicamente destinaría 572 mil pesos anuales (47 mil mensuales) por alumno en etapa de alfabetización. Es decir, una verdadera miseria que ni siquiera sabemos cómo se va a ejecutar efectivamente.

Evidentemente este feroz ajuste no podría haberse llevado adelante por parte del gobierno nacional sin el acompañamiento explícito o implícito del conjunto del arco político, gobernadores provinciales y de diputados y senadores del PRO y de parte del peronismo y radicalismo. Tampoco podemos dejar de mencionar el acompañamiento, complicidad o pasividad de los sindicatos nucleados en la CTERA. El SUTEBA de la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se proclama ferviente opositor al gobierno nacional pero que acompaña todas las reformas de Kicillof. Los mismo sucede con UTE que por su inacción dejó pasar la reforma educativa degradante que impulsan Macri.

La izquierda mantuvo la iniciativa en relación a la convocatoria de medidas: paros y movilizaciones fueron convocados por la Lista Multicolor del Suteba y por Ademys, el sindicato conducido por la izquierda en CABA. Sin embargo, lamentablemente, las acciones no se traducen en un proyecto político que contrarreste el consenso liberal y que sea un horizonte para el conjunto de la docencia. Las medidas son un reflejo defensivo de un sector que no se anima a dar el salto desde el plano sindical al político. Sería importante que las y los compañeros de estos sectores comprendan la necesidad de una propuesta que marque un camino real a la docencia y a las familias de nuestras y nuestros estudiantes. Se trata de una salida política que marque un proyecto de país.

Pese a las limitaciones de las conducciones hay que señalar que las y los docentes no se han quedado de brazos cruzados. A lo largo del año vimos cómo en las provincias del interior, como Neuquén, Río Negro, Córdoba, Entre Ríos y Misiones, la docencia le plantó cara al ajuste salarial y a los constantes ataques sobre nuestras condiciones de trabajo. En la provincia de Misiones la lucha docente duró más de medio año y se llevó puesto todo el plan de ajuste que los gobernadores nacional y provincial intentaron imponer sobre el conjunto de los trabajadores estatales (tanto docentes, como enfermeros y policías), obligando al gobernador Passalacqua a dar marcha atrás y a otorgar aumentos que superaron por mucho lo que intentaron imponer en un primer momento. Misiones marcó el camino: el ajuste se derrota con lucha y organización, pero también con un proyecto político.

La situación del conjunto del sistema educativo es verdaderamente preocupante, pero como hemos afirmado en reiteradas oportunidades, la degradación educativa no puede entenderse como un problema exclusivo del mundo escolar, sino que forma parte de la descomposición social a la que viene siendo sometida la sociedad argentina desde hace décadas. La educación se degrada porque las condiciones de vida de la sociedad se degradan a pasos agigantados. Es por ello que para torcer esta situación debemos, en un primer momento, poner en pie un Movimiento Nacional Docente que enfrente en conjunto los ataques que sufrimos en todo el ámbito educativo, y no reducir la lucha a cada provincia, sino que debemos unificar a todos los movimientos y sindicatos docentes combativos y anti burocráticos a nivel nacional, convirtiendo al movimiento docente en un instrumento de lucha fuerte en el ámbito sindical. También debemos construir una herramienta política que sirva no solo para enfrentar el ajuste, sino para transformar el conjunto de la sociedad, porque no podemos pensar un proyecto docente separado de un proyecto de país. Debemos poner en pie una expresión política que nos saque de la degradación actual, con un proyecto de educación centralizada, científica y socialista, lo que sólo podemos lograr construyendo un Estado productivo y con una economía planificada, como lo planteamos en nuestro programa Argentina 2050. Sólo así vamos a derrotar de una vez por todas el consenso liberal y avanzar hacia una sociedad socialista.

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