¿Qué hacer con los desocupados?

En la Argentina, hay millones y millones de desocupados. Es un desperdicio de energía laboral que tiene una explicación: alcanzada una productividad determinada en un país capitalista, una parte de la población “sobra” para las necesidades de ganancia de los patrones. Es más negocio explotar 8, 9, 10 horas una cantidad determinada de trabajadores, que emplear a toda la población con jornadas más reducidas. La sociedad capitalista argentina genera desocupados todos los días.

El delirante de Milei dice que va a terminar con los planes. Al menos eso dice en la tele, porque cuando recorrer las villas porteñas, eso se lo calla. Sus recetas solo van a acentuar ese proceso de degradación. Los políticos patronales coinciden en que la salida es una sola. La única diferencia es si lo hacemos todo de golpe (shock) o gradualmente. Lo que está claro es que a la clase obrera le va a doler. Todos acuerdan así que hay que bajar la emisión (con o sin dolarización), reducir gastos estatales, aumentar las tarifas, fin de subsidios sociales, reducir los salarios, despedir empleados, devaluar, reforma laboral, rebajas impositivas a empresarios… Todo para que vengan “inversiones” que no van a llegar. Milei le agrega además el componente fascista antipiquetero. Dice que son todos vagos que no quieren trabajar y que hay que sacarlos de la calle.

A la larga, entonces, van a crecer los desocupados. No quedan dudas. Y es que el verdadero problema es que si nos manejamos con el criterio de priorizar la ganancia individual de los capitalistas, el asunto no se va a resolver. Lo que hay que hacer es relanzar todo un aparato productivo, pero priorizando las necesidades de la sociedad. Por eso, planteamos que el Estado emplee a todos los desocupados. No en empleos inventados sin ninguna función real, sino en empresas que sean capaces de producir riquezas. Lo que necesitamos es que el Estado se encargue de actividades puntuales que puedan absorber gente de forma productiva.

¿Cuáles actividades? Industrias de componente tecnológico relativamente bajo. Porque a menos tecnología, más mano de obra empleada. Por otro lado, no tendríamos que importar máquinas, agotando nuestros recursos. Pero también deberían tener capacidad de exportación. Por ejemplo, la actividad pesquera, carnes alternativas, reciclaje de material, o la confección. Eso nos permitiría tener más ingresos en moneda extranjera y diversificar lo que vendemos en el mercado mundial. Así, conseguiríamos varias cuestiones en lo inmediato: desocupación cero, más riqueza producida, más ingresos, ahorro en planes sociales, ahorro en gastos estatales. Incluso producir algo que beneficie la dieta de los argentinos y liberar así mayores saldos de carne de vaca para la exportación.

¿Y de dónde sacamos la plata para que el Estado haga esto? Ahorramos de todo lo que gastamos en subsidios a nuestra burguesía. Porque es cierto que un problema grave en este país son los planeros. Pero a diferencia de lo que dice Milei, los verdaderos parásitos que viven sin laburar y se chupan la guita de todos, son los empresarios. En lugar de ponérsela en el bolsillo a gente inviable e incapaz de sacar el país adelante, la usamos como corresponde. También podría recaudarse de un impuesto a las fortunas. O hasta pedir prestado. Total, estamos hablando de poner a funcionar una máquina de producir nueva riqueza. No de tapar agujeros.

Como se ve, cuando priorizamos un proyecto colectivo, con un Estado planificador, con un programa socialista, podemos resolver los problemas que los libertarios ni siquiera pueden pensar seriamente.

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