Uno de los nuevos delirios de los libertarios como Milei es el de la dolarización. Nos quieren convencer que podemos “elegir” dólares, por encima de los pesos y que, al hacerlo, los salarios y la economía van a “volar”. Esta tontería no resiste el menor análisis. En realidad, parece más bien un “globo de ensayo”. Algo así como mostrar la carta más fuerte (dolarizar) para después adoptar la menos radical (una nueva convertibilidad). Pero vamos a explicar paso a paso por qué no tiene ningún sentido lo que dice esta gente.
Primero, la moneda no se “elige”. La moneda en realidad tiene el poder que tiene por la economía que representa. Si tenemos una economía chica, con baja productividad, con capitales chicos e ineficientes, lo más probable es que el poder de nuestra moneda sea escaso. En cambio, el dólar expresa la productividad de la economía más poderosa del mundo. Eso significa que si queremos dolarizar, vamos a tratar de alinear una productividad baja (la argentina) con una muy alta (la yanqui).
Eso ya se puso a prueba con la Convertibilidad. Pero el intento se cayó rápido. Muy sencillamente porque suponía un poder de compra que la economía real argentina no tiene. Por eso, a la larga, para sostener esa mentira, hay que sacar dólares donde no los hay. Si dolarizamos, el Estado tendría que pagar salarios, gastos corrientes y subsidios en dólares. O sea, entraría en un déficit catastrófico. El grueso de los capitales -todos ineficientes- se van a ver forzados a competir en desventaja y no van a pasar la prueba. Para estos, conseguir dólares va a significar ajustar costos. “De eso se trata” dirían los libertarios. Claro, a la larga, todo lleva a más ajustes y despidos.
Por otro lado, para sostener la ficción de la dolarización, se va a tener que hacer lo que se hizo en los ‘90: pedir prestado o privatizar. Eso sin mencionar que el grueso de la población no va a usar dólares en el mercado, sino que los va a poner debajo del colchón. Así, como mucho, con la dolarización, quien pueda cobrar en dólares porque exporta o porque tiene salarios dolarizados, va a vivir en Bélgica. Pero la inmensa mayoría va a vivir en la India.
En el fondo, el verso de la dolarización esconde los propósitos reales de Milei: atacar y destruir las condiciones de vida de los trabajadores. Es un antiobrero furioso. Sin embargo, el principal obstáculo para aplicar una receta como esa es la propia burguesía argentina, incluyendo a la burguesía extranjera que opera en el país. Sencillamente, porque si bien, saludan el empobrecimiento de los trabajadores (claro, menos costos para ellos…), en el largo plazo, la inmensa mayoría de los capitales se va a fundir. La dolarización entonces solo va destruir toda la economía y expulsar gente. Combo perfecto para un estallido social.
Esto no es ningún misterio. Hasta cierto punto, lo reconocen los mismo liberales que citan como caso ejemplar el de Ecuador. ¿Qué pasó allí? Dolarizaron y echaron un millón de ecuatorianos. Imaginemos en una economía más grande como la Argentina: ¿cuántos argentinos tendríamos que “echar” con la receta de la dolarización? Por lo menos, unas 20 millones de personas.
Claro, Milei espera que así va a caer una “lluvia de inversiones”. Pero en un país donde la economía desalienta la inversión, esa lluvia no va a llegar. No van a cambiar porque una ley diga que ahora la moneda oficial es el dólar.
Nosotros proponemos otra cosa, mucho más real: necesitamos concentrar la producción. Elegimos un número de ramas de alta complejidad a las que apostar y planificamos la economía. Eso solo lo puede hacer el Estado con un proyecto socialista. Es la única manera de relanzar la productividad del trabajo, elevar los salarios y asegurar el bienestar de la sociedad. Para eso, hay que incluir a toda la población, no expulsarla. Necesitamos partir de programas con soluciones reales a los problemas reales. La dolarización es una pavada del que no se puso a analizar seriamente cómo funciona la realidad.
2 comentarios en “<a></a> <strong>El delirio liberal de la dolarización</strong>”
En un reportaje por zoom, primero, supongamos que somos USA, este historiador comenta que en 1880 USA respaldo los dólares con oro, una convertibilidad atada al oro. Ahora bien, explica que se desató una crisis: quiebras, desocupación, etc , etc. Que paso?. La tasa de rentabilidad se había achicado por la alta productividad de los obreros norteamericanos ( cada vez con el mismo salario compraban más cosas. El dólar se valorizo más que el oro que lo respaldaba. Se presentó lo que Marx llamó: la tasa decreciente de ganancia. Finalmente, Usa, devaluo el dólar con respeto al oro para mantener la tasa de ganancia. Es decir, todo país necesita una inflación controlada para mantener el sistema capitalista. Por supuesto que RYR tiene razón en explicar la inflación sui generis Argentina. Que más quisiera
tener una crisis como USA y no la argentina
La planificación del estado es una excelente salida productiva. El cómo es complejo . Me gustaría profundizar por ahí