La ofensiva del gobierno sobre los organismos del Estado nacional no se detiene y ACUMAR no es la excepción. Luego de la ejecución de alrededor de 100 despidos durante el 2024, la patronal avanzó con 28 despedidos más la semana pasada. Se avanza en ello tras la implementación de sumarios, resolviéndose como despidos con causa, es decir, sin siquiera la percepción de indemnizaciones. Vale recordar que, durante el año pasado, la nueva gestión del organismo intimó a más de 200 compañeros y compañeras por supuestas faltas o incumplimiento de horario durante el curso del año anterior. Por lo que se instó a las y los trabajadores a que justifiquen esa situación, frente a la pena latente de ser cesanteados. En rigor, se trató de un proceso sancionatorio completamente fraudulento, ya que la inmensa mayoría del personal intimado había cumplido debidamente los días y horarios de trabajo exigidos por el CCT propio, pero la patronal sabbatellista perteneciente a la gestión anterior no formalizó esa situación en el registro correspondiente: cientos de planillas y formas de cumplimiento horario exigidas no fueron regularizadas en el sistema de control de accesos (SPEC) como es debido. Esa situación es aprovechada por la gestión macrista-libertaria de ACUMAR para llevar a adelante su objetivo de reducción de personal sin siquiera gastar un peso en indemnizaciones.
Ahora bien, en virtud de que el universo de intimados/as se va reduciendo vía despidos y la orden del Ejecutivo es que continúe el ahogo presupuestario y la reducción del personal, la patronal se apronta a dar un nuevo salto y terminar de enterrar el convenio colectivo de trabajo, pisoteando todo atisbo de legalidad vigente. Los rumores que circulan en ACUMAR hablan de una nueva oleada de despidos, de implementación inmediata, cuyo número, según viene circulando, reduciría el organismo a la mitad.
En esta ocasión, la implementación sería vía despidos sin causa, para lo cual, a estas horas, la patronal estaba a la espera del ansiado arribo de miles de millones de pesos para pagar indemnizaciones, lo que atentaría contra de la situación contractual vigente del personal de organismo. En virtud de que toda la planta de ACUMAR cuenta con contrato por tiempo indeterminado (una suerte de planta permanente), salvo contadas excepciones de ingresos recientes de personal afín a la actual gestión, esa situación debiera garantizar la estabilidad laboral. El artículo 17 del CCT, el único al cual se puede recurrir para llevar adelante despidos sin causa, es muy claro al respecto: “El personal alcanzado por el régimen de este convenio, que resulte afectado por medidas de reestructuración que comporten la supresión de áreas, dependencias o de cargos podrá optar por percibir la indemnización correspondiente la que se calculará en los términos del artículo 245 y ccs. de la L.C.T. o por su reubicación.” Es decir que la única vía de reducción de personal del organismo debe contemplar la reubicación en otras áreas del Estado.
Ahora bien, ante la situación de vaciamiento generalizado de áreas y funciones del estado nacional, una reubicación es completamente improbable. La ofensiva de Lucas Figueras, presidente del organismo, no solo tendrá como consecuencia una catarata de juicios en el futuro cercano, sino que debe ser detenida por la intervención activa de las y los trabajadores. En ese sentido, las dos representaciones gremiales existentes dejan mucho que desear: UPCN, como en todas las dependencias y estructuras, es un anexo de la patronal que sólo atisba a salvar a algún amigo cercano. Mientras que ATE, que cuenta con la representación mayoritaria en ACUMAR, muestra una pasividad que infunde derrotismo y resignación.
Luego de varios meses sin ninguna asamblea convocada por ATE, la esperada instancia de debate y resolución de las y los trabajadores llegó luego de los 28 despidos de la semana pasada. Sin embargo, no resolvió ninguna medida de fuerza ni acción concreta frente a la ofensiva patronal. La Junta Interna, en vez de funcionar como escudo de las y los trabajadores, infunde temor, indicando los peligros de realizar una medida de acción concreta, sea un paro o un cese de actividades, ya sea por un supuesto escaso acatamiento o por las posibles represalias patronales. Es decir que, frente a la posibilidad inminente de la pérdida de cientos de puestos de trabajo, no queda otra que sentarse a esperar la guillotina, o intentar esquivarla “pasando desapercibido”.
Lo cierto es que la exposición de las y los trabajadores es mayúscula en tanto la patronal tiene que cumplir con un cupo de despidos y lo hará, cueste lo que cueste, si las y los trabajadores no le ponemos un freno. Ante esta situación exigimos que se convoque a una nueva asamblea ante el inminente vaciamiento para definir allí medidas de acción concretas, que combinen medidas judiciales -tomando como referencia la cautelar preventiva exitosa presentada por las entidades gremiales de ARCA- con medidas gremiales, contemplando un plan de lucha hasta detener esta ofensiva patronal.
¡Por la reincorporación de las y los compañeros despedidos!
¡Por el cese del proceso sancionatorio fraudulento!
¡Basta de ajuste y despidos en ACUMAR!
Trabajadores de ACUMAR en la Corriente Clasista Goyo Flores -Vía Socialista
