Todos los 8 de marzo iniciamos nuestro balance diciendo que el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Explicamos que se trata de un día de lucha, que nos tiene como protagonistas y nos convoca a llenar las calles con nuestras demandas y objetivos.
También en los últimos años, venimos explicando que las consignas que levantan las movilizaciones más multitudinarias en nuestro país no tienen relación alguna con la agenda feminista de las mujeres. Y nos ocupamos, este, y todos los demás días del año de explicar y sostener nuestra agenda contra la explotación sexual y reproductiva, por el aborto voluntario y gratuito, por una ESI científica y feminista y por la abolición de los géneros.
Hace mucho tiempo que venimos diciendo que el feminismo es abolicionista y socialista. Dedicamos muchas horas a explicar ambas características, en especial la primera. Ahora bien, con los tiempos que corren nos urge hablar de socialismo.
Es claro que la situación que estamos viviendo las mujeres trabajadoras no es una novedad. La violencia, la desocupación, la brecha salarial, la precarización y la pobreza no son problemas de hoy. La llegada de Milei y su plan de gobierno no solo no tiene como objetivo hacerle frente a alguno de estos problemas, sino que se ha propuesto profundizarlos y dinamitar las pocas herramientas que nos ofrecía el Estado burgués para poner parches.
Si bien el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades de la administración anterior resultó ser un organismo de cartón, su disolución dejó huérfano a uno de los pocos dispositivos útiles y efectivos con los que contábamos las mujeres para denunciar situaciones de violencia. La línea 144, como muchas otras políticas estatales, quedaron sin estructura y totalmente vaciadas debido a que despidieron trabajadoras. Se trata de una línea nacional que se encontraba colapsada, que necesita de más profesionales y que desde la asunción de Milei recibió amenazas de bomba en reiteradas oportunidades por parte de militantes libertarios.
Otro ataque directo a las mujeres fue la presentación de un proyecto de derogación de la Ley 27.610, que da acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. Este proyecto se enmarca en una cantidad de declaraciones por parte de los representantes más relevantes de La Libertad Avanza, en donde dejan muy claro que están en contra del derecho a decidir de las mujeres y atacan constantemente a la educación sexual integral (ESI).
Y no podemos dejar de mencionar que el congelamiento del Potenciar Trabajo está afectando especialmente a las mujeres, ya que son más del 65,3% de las beneficiarias. A eso se suma que hace más de 60 días los comedores y merenderos barriales no reciben alimentos. Esto afecta a los sectores más vulnerables de la clase obrera, siendo las mujeres las principales protagonistas de esta enorme tarea.
La opresión patriarcal se suma y refuerza con y a la explotación, en un sistema único y solidario. No se puede luchar contra el capital y por el socialismo si no se lucha simultáneamente contra el patriarcado. No hay socialismo sin feminismo, no hay verdadera revolución socialista que no sea feminista. En el mismo sentido, todo feminismo que no ataca de raíz la base misma de la opresión de género, es decir, la sociedad de clases y la explotación social, se queda en la superficie del problema, acepta las componendas con las que la burguesía reacondiciona sus estructuras de dominación y, en el mejor de los casos, termina promoviendo ventajas de género a las mujeres de la clase dominante, que se “liberan” del patriarcado solo para utilizarlo como instrumento contra sus propias “congéneres”. En conclusión, el feminismo que no es socialista no es feminismo.
La urgencia de la situación exige que dejemos de dar vueltas. El fracaso de las alternativas burguesas exige una política clasista y revolucionaria, no liberales enojados. Es necesaria la construcción de un poder propio de la clase obrera. Una iniciativa que convoque a los trabajadores a elegir representantes, discutir y votar. Las mujeres trabajadoras debemos ser protagonistas de esta iniciativa dando un combate frontal al patriarcado como sistema de género/clase.
Compañeras hoy nos encontramos en las calles y vamos a estar marchando en la columna independiente conformada por las asambleas barriales y las organizaciones piqueteras y de izquierda. Para defender lo que logramos conseguir, para luchar por lo que nos falta, pero sobre todo para defender a la clase trabajadora de esta avanzada sobre su subsistencia. El feminismo debe ser socialista.
-Por una Asamblea Nacional de Trabajadores/as Ocupados/as y Desocupados/as.
-Aborto Voluntario y Gratuito.
-ESI científica y feminista.
-Basta de violencia contra las mujeres.
-Abolición de la explotación sexual y reproductiva.
-Abolición de los géneros.
Trece Rosas-Vía Socialista
2 comentarios en “8M Día Internacional de la Mujer Trabajadora: EL FEMINISMO DEBE SER SOCIALISTA”
Lastima quería marchar con ustedes pero sigo esperando que me responda.
Hola Romina. Ya pasamos tu mensaje. También podés escribirles a https://www.instagram.com/trece_rosas_ryr/