Hoy la plaza de mayo mostró el mundo imaginario en el que vive el gobierno. Mientras se desarrollaban más de 120 clases públicas en la plaza en el marco del plan de lucha de la AGD, Javier Milei no tuvo mejor idea que “salir” a saludar al balcón el día de su natalicio. Seguramente, se trate de una provocación, aunque lo cierto es que la policía tuvo que cercar rápidamente la plaza para proteger al mandatorio. No hubo feliz cumpleaños, sí un solo grito: “universidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”.
La convocatoria docente ya constituye una postal seria de la jornada del 22. Sin embargo, los docentes universitarios no fueron los únicos. Un ruidazo frente a la ex AFIP -ahora ARCA- luego del anuncio del gobierno de su reestructuración y despidos. Trabajadores de la salud -en particular del Garraham- y de educación protagonizaron una marcha blanca. En el transcurso también se hicieron escuchar los trabajadores del Frente de Artistas y se dedicó un panel al ajuste jubilatorio en marcha.
Lo cierto es que la confluencia de todos esos sectores nos muestra el contraste entre la Argentina en la que vive Milei y su casta y en la que vivimos los trabajadores. Ya los medios de comunicación -incluso los más amigos del gobierno- muestran que el 60% de la población repudia el ajuste a la educación. También a los jubilados. No llegar a fin de mes ya es moneda corriente. Incluso la propia burguesía pareciera mostrar su desacuerdo con el curso en marcha -vía pedido de devaluación. La Argentina está cara en pesos -para los casi 50 millones que la habitamos- y en dólares. Allí se explica que la “lluvia de inversiones” que espera Milei no llega. Uno de cada dos argentinos es pobre y lo son 7 de cada 10 niñas, niños y adolescentes. La mejoría que ve el gobierno solo existe en la cabeza de quiénes pretenden festejar un cumpleaños en el medio de una protesta.
El gobierno nos lleva a un precipicio y pretende que nos conformemos. Lejos de eso, hay que sacar las lecciones de este 22. Por un lado, articular un gran congreso nacional de trabajadores ocupados y desocupados para enfrentar la avanzada del gobierno de forma unificada. La dispersión solo sirve a nuestros enemigos. Por el otro, ese congreso no puede limitarse a una discusión sindical: debe darse como tarea la discusión y la elaboración de un programa de gobierno independiente de los partidos burgueses. Mientras el gobierno busca instalar que son ellos y un ajuste sin fin, debemos oponer un programa de gobierno que muestre que nuestro país tiene salida, pero no con los ajustadores -nuevos o viejos- de siempre.
Vía Socialista, 22 de octubre de 2024