Actualmente, Argentina atraviesa una compleja situación económica. A pesar de que el gobierno afirma haber “domado la inflación”, la realidad indica que la reducción de la tasa de inflación no se debe a una política monetaria efectiva, sino más bien a la recesión económica que afecta al país.
Los datos muestran que la industria manufacturera, la construcción y el consumo se encuentran en franco retroceso, con caídas de más del 10% e incluso 20% en algunos sectores. Esto ha generado un aumento significativo del desempleo, con 170 mil puestos de trabajo perdidos, la mayoría en el sector privado. Además, se observa un incremento de la pobreza y una caída del consumo, incluyendo productos básicos como la leche.
La reducción de la tasa de inflación no se debe a una menor emisión monetaria, ya que el gobierno sigue imprimiendo dinero a una velocidad elevada. Más bien, la caída de los precios se explica por la recesión, en un contexto donde la demanda se desploma y las empresas se ven obligadas a liquidar productos a precios de liquidación antes de que se venzan.
Otro factor clave es la sobrevaloración del peso argentino y la consecuente inflación en dólares, que ha encarecido los precios internos y afectado la competitividad de la economía. Esto se refleja en la caída del turismo extranjero, la reducción de las exportaciones del complejo automotriz, el menor ingreso de divisas del sector agroexportador y la pérdida de competitividad frente a países como Brasil y Chile. Para mantener el tipo de cambio, el gobierno ha tenido que vender reservas del Banco Central, un proceso que le ha costado más de 12.400 millones de dólares en lo que va del año. Al desmanejo del gobierno se le suma la caída del precio internacional de la soja.
Además, la caída de la recaudación impositiva, producto de la crisis, presiona al gobierno hacia un mayor ajuste el cual fue el principal catalizador de la crisis actual. En otras palabras la recesión está asegurada. En cuanto a los sectores que más aportaron a que Milei alcance rápidamente el superávit fiscal podemos establecer el podio con las jubilaciones, la obra pública y los subsidios a servicios públicos.
Elaboración propia en base a Secretaría de Finanzas
En este contexto, la situación económica del país se presenta como una “encrucijada”, donde el gobierno tiene dos opciones: mantener la política de sobrevaloración del peso, profundizando la recesión y el ajuste sobre la población, o devaluar la moneda, lo cual generaría una nueva aceleración inflacionaria. En cualquier caso, la clase trabajadora se ve atrapada en una “trampa” de la cual será muy difícil salir sin una propuesta alternativa.