Lo que presentamos no es sólo una línea del tiempo, es la radiografía de dos años de una gestión liberal-libertaria que convirtió a la salud en uno de sus principales blancos. Estos años estuvieron marcados por el cierre de programas enteros; al desabastecimiento sistemático de medicamentos; a miles de despidos en hospitales y organismos nacionales; a la caída abrupta del salario real y a un ataque constante hacia quienes sostienen el sistema con su trabajo cotidiano.
Los ejemplos sobran: madres que no pueden acceder a una leche medicamentosa indispensable para sus hijos; jubilados y jubiladas que perdieron la cobertura completa de sus medicamentos; personas con discapacidad sometidas a un vaciamiento peligroso; equipos enteros desarticulados y profesionales con décadas de trayectoria despedidos sin causa, como ocurrió en el Hospital Posadas. También vimos cómo intentaron cerrar el Hospital Bonaparte y luego lo vaciaron despidiendo decenas de trabajadores y trabajadoras y cerrando las vacantes de la Residencia Interdisciplinaria de Salud Mental de ese Hospital y de otros, como la ex Colonia Montes de Oca.
Párrafo aparte merece el ataque constante hacia el sistema de residencias, cerrando vacantes y transformándolas en becas más precarias. Se observó una caída histórica en la adjudicación de cargos: si hay menos profesionales que quieren hacer residencias, habrá menos oferta de servicios y menos especialistas.
Cada una de estas historias muestra que el ajuste no es una abstracción: tiene nombres, rostros y consecuencias directas sobre la vida de las personas.
Este año dejó además alertas especialmente graves. La entrega de preservativos y anticonceptivos cayó al nivel más bajo en una década, poniendo en riesgo la prevención de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Programas clave para la salud sexual, la salud mental, el cáncer, la pediatría y la discapacidad fueron desfinanciados o directamente desmantelados. Hubo renuncias en cascada en equipos agotados por la precarización, la sobrecarga, el menosprecio y la incertidumbre.
Por acción o por omisión, el gobierno pone en riesgo la salud de millones de argentinos y argentinas y destruye logros sanitarios de los y las trabajadores y de la sociedad que tendrán graves consecuencias.
Por eso compartimos esta línea del tiempo —no exhaustiva— donde se registran los ataques del gobierno de Javier Milei al sistema público de salud y las respuestas de trabajadores y trabajadoras en todo el país: que frente a cada ataque hubo respuesta: hubo paros, marchas, reclamos, organización gremial y comunitaria, conquistas que frenaron retrocesos y peleas que siguen abiertas. Los trabajadores y trabajadoras de la salud, junto a miles de usuarios, familias y organizaciones, sostuvieron lo que el Gobierno quiso desarmar. Frente a cada cierre hubo una asamblea, frente a cada despido hubo una movilización, y frente a cada intento de retroceso hubo organización y lucha.
Queremos conocer tu experiencia y tu opinión por eso dejamos algunas preguntas disparadoras para seguir organizándonos:
¿Cuál de estos hechos te impactó o afectó más de cerca?
¿Reconocés alguna de estas situaciones en tu territorio, o tu hospital?
¿Cuál de estas medidas sentís que marcó un antes y un después?
¿Hay alguna medida que no esté y nos quieras compartir?
Frente a la política del SÁLVESE QUIEN PUEDA, ORGANIZACIÓN Y LUCHA





