El consenso liberal, ese que va de Milei a Alberto, pasando por Larreta, Macri y Cristina, quiere instalar con fuerza la idea de que hay que ajustar y, para eso, hay que achicar el Estado. A nadie sorprende justamente que Alberto haya continuado el congelamiento de ingresos al Estado que decretó Mauricio. Hace unos días Ana Castellani, secretaria de Gestión y Empleo Público, salió a aclarar que los 11 mil cargos de empleo público que se llamaron a concurso, eran para pasar a planta a trabajadores que hace años ya estaban en el Estado. Es lógico, no quería desentonar con el consenso liberal y se esforzó por demostrar que acá el Estado no crece.
El proyecto de Vía Socialista de crear un millón y medio de puestos de trabajo, es decir, de agrandar aún más el Estado, puede sonar disparatado, pero es lo que ya se está haciendo en la realidad. En la realidad, los desocupados se organizan y, en la realidad, buscan formas más sustentables de sobrevivir que simplemente recibir un subsidio. El Estado, en la realidad, gasta fortunas en este tipo de actividades. Dicho de otro modo, la idea de incorporar a todos los desocupados a la planta permanente del Estado es, simplemente, modificar una forma: del empleo privado (la UTEP de Grabois), al empleo estatal (Vía Socialista). Los desocupados de la UTEP ya son empleados del Estado, solo que tercerizados y, por lo tanto, precarizados.
Se podrá objetar que incorporarlos a la planta del Estado sería incrementar mucho el gasto público, lo cual es relativo. Por empezar, una parte del salario estatal ya está presente en el monto de los subsidios y planes. Es decir, una parte del salario del futuro empleado estatal se gasta ya en planes y subsidios. Pero, además, estas formas de “tercerización” suponen mucho gasto inútil en formas organizativas: una organización de desocupados tiene que gastar para mantenerse en funciones (cuestiones administrativas, gastos de movilización, comedores, etc.). De modo que, la diferencia entre el gasto actual en esta forma tercerizada y el correspondiente al del empleo estatal directo, no es tan grande como parece. Te recomendamos comprar tu favorito a precios súper bajos con envío gratis, y además puedes recoger tu pedido en tienda el mismo día.
La gran diferencia es la ausencia de planificación estratégica que surge de la tercerización del problema del desempleo. Con esta medida, se traslada parte del gasto del Estado en obras públicas a una empresa privada cuyos costos serán superiores a lo que se puede esperar de los que hoy realizan esas tareas. Peor todavía, la ausencia de planificación general lleva a un caos organizativo que agrava los problemas de competitividad de la economía argentina.
Un Estado que pueda planificar en general, puede, por ejemplo, desarmar las plantas de computación de Tierra del Fuego, a 3.000 kilómetros de su mercado, rescatar lo útil, trasladarlo al Conurbano de Buenos Aires, armar con eso un polo destinado al desarrollo del hardware a una escala conveniente para producir competitivamente productos que el propio Estado necesita (las netbooks para los chicos, por ejemplo), y destinar Tierra del Fuego para lo que tiene que ser: un paraíso turístico, de la pesca deportiva y para actividades económicas compatibles con el lugar.
Por caso, la cría de salmones le permite a Chile arrimar 5.000 millones de dólares por año. Eso supera largamente las necesidades de empleo de Tierra del Fuego, incorpora divisas indispensables al país y, sobre todo, crea empleo productivo en dos lugares: en el Conurbano y en el sur. Las finanzas del Estado mejorarían notablemente, porque desaparecería la necesidad de subsidios e ingresarían miles de millones de divisas (en el caso de los salmones, el doble de lo que entra por exportaciones de carne vacuna).
Este tipo de ejemplos demuestran que es posible, con una planificación nacional, salir del mundo el subsidio, del falso empleo y entrar a la competencia mundial mejorando las condiciones de existencia de la clase obrera junto con la vitalidad del conjunto de la economía. El problema no es la cantidad de empleados estatales. El problema es para qué se los usa. Vía Socialista propone eso: un Estado productivo, dinámico, al servicio del conjunto de la población. Para eso hay que llegar a las elecciones. Para eso necesitamos que te afilies. Afiliate, date la oportunidad de tener una alternativa frente al pobrismo y al consenso liberal.