Desde hace alrededor de dos meses que, luego de la larga transición de autoridades que aún no finalizó, circulan entre los pasillos de ACUMAR diversas versiones acerca de despidos en el organismo, a través de los más variados criterios y porcentajes. Dichos rumores se cotejaron con la aprobación del nuevo organigrama, con la supresión de algunas áreas y principalmente con la implementación de 120 intimaciones sobre sus trabajadores y trabajadoras, entre el 22 y 23 de marzo. Esto sucede en el marco de la discontinuación de contratos en el Estado nacional y despidos a empleados/as de planta permanente, como AYSA o ANSES, elevándose a la suma de alrededor de 15 mil despidos concretados, según lo relevado por ATE.
En este contexto, las autoridades del PRO en ACUMAR, optaron por la aplicación del ajuste libertario vía un mecanismo inédito en el organismo: a través de despidos con causa, con un procedimiento sumario. Los motivos esgrimidos para la realización de las intimaciones fueron supuestas inasistencias injustificadas e inconsistencias en el cumplimiento horario, de acuerdo a lo que figuraba en el sistema de fichaje utilizado en el organismo. Dichas presuntas causas están signadas en virtud de dos hechos. El primero es la brutalidad de la gestión actual que incluye como inconsistencias días justificados formalmente, incluso días computados como vacaciones o por enfermedad. El segundo es el desastre administrativo dejado por la gestión anterior (Sabbatella, de Nuevo Encuentro), la cual no formalizó las asistencias de cientos de compañeros y compañeras. A tal punto que la gestión actual imputa 80, 100 e, incluso, 200 faltas a agentes sólo contabilizando el 2023. Se tratan de casos que computaban su asistencia a través de planillas, ya que carecían de un sistema de fichaje dactilar (agentes territoriales, sede de ACUMAR Avellaneda, etc.), mientras que los directores de esas áreas o de RR.HH. no registraron esa modalidad de asistencia como es debido. Ahora, dichas irregularidades, que no son responsabilidad de las y los trabajadores, le dan de comer a las fieras.
Bajo las condiciones irregulares dejadas por la administración anterior se habilitaron una serie de imputaciones, sobre las cuales se les exige a los propios trabajadores/as presentar su defensa. Resulta que, en virtud del artículo 17 del Convenio Colectivo de Trabajo de ACUMAR, ante despidos sin causa, el personal afectado puede optar entre una indemnización o una reubicación en otro área del Estado. Es decir, ello supondría un límite para el ajuste, en caso de respetarse. Por otro lado, se ha iniciado un proceso de intimación a otro grupo de trabajadores y trabajadoras en condición de jubilarse, forzándolos a iniciar el trámite previsional, dando un año de plazo para concretarse, caso contrario, procediendo al despido. Este panorama deja en claro que la patronal quiere llegar a un número de despidos y está buscando todas las estrategias posibles para arribar al mismo. De otra forma, si se quisiera regularizar la situación heredada, se debiera avanzar sobre las autoridades previas por incumplimientos de funcionario público, no sobre las y los trabajadores.
En paralelo a esta ofensiva patronal, los sindicatos vienen demostrando no estar a la altura. La Junta Interna de ATE, dirigida por la Verde (Luciano Fernández – Aguiar), se caracteriza por correr siempre detrás de la pelota y de manera ineficiente. Luego de que buena parte de los delegados de ATE adopten posición de coordinadores bajo la gestión pasada, las y los trabajadores de ACUMAR partimos de una situación de parate para enfrentar el ajuste y los despidos. En ese sentido, la Junta adoptó el discurso del derrotismo (“los paros no sirven”, “la gente votó esto”, “perdimos la batalla cultural”, etc.) que abona en la desorganización gremial. El racconto de derrotas comenzó con una paritaria por debajo de la paritaria nacional del SINEP de enero: cuando se acordó a nivel nacional un 16% de aumento, tanto ATE como UPCN en ACUMAR, arreglaron un 0%, acordando que dicho incremento tenga impacto a mes corrido. Sumado a ello, cada medida de fuerza convocada por ATE Nacional o Capital, tiene un correlato escaso o nulo en el organismo: convocatorias autoboicoteadas, acotadas o diagramadas de modo de tal de garantizar una derrota. Desde ya que, de UPCN, de quien nadie esperaba nada, nada está haciendo más que intentar salvar algún afiliado por sus relaciones siempre promiscuas con cualquier patronal. El entreguismo del sindicato de Andrés Rodríguez llega a punto tal de reivindicar la idea de que los únicos trabajadores “defendibles” son quienes ingresaron antes de la firma del CCT, es decir, del 2014.
En este contexto, varios compañeros y compañeras nos venimos organizando para intentar torcer el rumbo del ajuste y los despidos. Frente al inmovilismo, la desidia y el derrotismo de la burocracia, la organización por abajo de las y los laburantes viene logrando agrupar un espacio dispuesto a luchar y pudiendo ejercer presión sobre la Junta para que tome medidas concretas contra los recortes en la planta del organismo, así como contra el ajuste sobre nuestros salarios. Si no se organiza una lucha colectiva, desde cada sector de trabajo, para enfrentar los despidos inminentes, libramos nuestra suerte a la negociación nombre por nombre, que acostumbra ATE, para la reincorporación de compañeros/as, es decir, una auténtica picadora de carne, de la cual se salvarán unos pocos.
ACUMAR cuenta con antecedentes de lucha contra los despidos durante el macrismo. En virtud de los despidos de compañeros y compañeras empleados a través de monotributos, promediando el gobierno de Cambiemos se logró desarrollar una lucha importante, que puso en valor el activismo de base, y que a través de asambleas, paros y movilizaciones, se logró conseguir las progresivas reincorporaciones primero, y luego, en el 2020, la contratación por tiempo indeterminado, modalidad que hoy rige para todo el personal del organismo. En razón del desarrollo del conflicto, se fue desenvolviendo un activismo clasista que supo competirle a la lista de la burocracia de la Verde y que hoy cobra un nuevo impulso.
Nos encontramos en las vísperas de que las intimaciones se transformen en despidos, así como el fuerte rumor de nuevas tandas de trabajadores imputados, mientras continúan forzando a compañeros/as a jubilarse so pena de despido. Frente a ello, se impone la necesidad de la unidad de las y los trabajadores de ACUMAR a través de un plan de lucha como única alternativa para enfrentar la política de ajuste y para defender nuestros puestos de trabajo. En esa perspectiva, se nos plantea el desafío de tender lazos con las demás dependencias estatales en conflicto y con el sindicalismo combativo para poner en pie la unidad de la clase obrera contra las políticas de ajuste, represión y pauperización de la vida. Una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados puede motorizar ese desafío.
Corriente clasista Goyo Flores en ACUMAR
1 comentario en “ACUMAR: otro blanco del gobierno”
Apoyo la unidad de los trabajadores de Acumar para defender sus derechos. También me parece que tiene que ser más visible para la sociedad la importancia que tiene la existencia de este organismo a través de las obras que viene desarrollando.