El pasado viernes 22 de marzo, por la tarde, comenzaron a llegar las notificaciones de despidos a CONICET. Durante semanas, los cerca de 1.400 administrativos con contratos precarios del organismo, que por el decreto 84/2023 del gobierno de Javier Milei se renovaron solo por tres meses, esperaron con angustia los resultados de esta lotería perversa en la que nadie sabía si luego del 31 de marzo, fecha en que vencían los contratos, tendría trabajo o no. El viernes se conoció el resultado: cerca de 100 compañeros y compañeras recibieron la notificación de que sus contratos no se renovarán. Fueron despedidos.
Entre los despedidos encontramos gente de todo el país, muchos con 10 o 12 años de antigüedad trabajando de manera precaria, sin que ninguno de los gobiernos que pasaron avance en la convocatoria a los concursos que formalicen su relación laboral. En la lista no hay ñoquis, todos cumplían regularmente con su trabajo. Quienes trabajamos con ellos podemos certificarlo, al igual que lo hicieron las autoridades de CONICET en distintas instancias, que rechazaron los despidos e incluso se negaron a entregar listas como exigió durante la semana el presidente del organismo, Daniel Salamone. Tanto las autoridades de los Centro Científico Tecnológicos, como el Directorio de CONICET, se pronunciaron públicamente en contra de los despidos y de la metodología con que se definieron. Denunciaron que en CONICET no se hizo ninguna auditoría, que el gobierno exigió un porcentaje prefijado de despidos (20% de la planta contratada), que es el mismo que exigieron en cada repartición estatal. El vocero presidencial, Manuel Adorni, mintió cuando dijo que se estaban realizando auditorías en los organismos para definir a quien echar y a quien no. ¿Si estaban realizando auditorías, por qué la exigencia de despidos era similar para todos los organismos? ¿En todos lados había 20% de ñoquis? No están despidiendo ñoquis, no están realizando auditorías, las propias autoridades de CONICET han salido a desmentirlos.
El gobierno miente. Mintió en campaña cuando dijo que el ajuste recaería sobre la “casta”. Mintió al referirse esta semana a los despidos en el estado, cuando el vocero presidencial señaló que “hay un trabajo puntilloso y quirúrgico para que nadie que tenga que seguir en su puesto quede apartado”. El gobierno también está incumpliendo los propios términos del decreto 84/2023, que establecía, sobre los contratos que vencían el 31/3, que “en el caso de que las autoridades decidan renovar dichos contratos, deberán fundar la decisión demostrando la necesidad de continuar con la contratación”. En CONICET tanto las autoridades de los institutos, como las de los Centro Científicos Tecnológicos e incluso su propio Directorio, sostuvieron públicamente que todo el personal contratado era necesario para mantener en funcionamiento la institución. Acá no hubo auditorías que determinaran a quién despedir, no hubo “un trabajo puntilloso y quirúrgico”, determinaron sin ningún análisis de la planta, de los trabajadores o sus tareas, que había que echar al 20% de los contratados.
El vocero presidencial también mintió al señalar que “nadie que esté trabajando, y sea útil al Estado y a la gente, se le va a dar de baja el contrato. No veo por qué tenga que haber preocupación. Nadie que trabaje se va a quedar sin trabajo”. Los despedidos en CONICET iban todos los días a trabajar, y sus superiores, en todos los niveles, consideraron que la tarea realizada era necesaria para mantener en funcionamiento el organismo. Y el gobierno igual los echó.
Estos despidos, junto al ajuste salarial y presupuestario que se descarga sobre CONICET, ponen en serio riesgo la capacidad operativa del organismo. Como determinaron las auditorías realizadas durante el gobierno de Mauricio Macri, la planta administrativa de CONICET se encuentra en niveles subóptimos. Es la razón por la que el macrismo no despidió administrativos de CONICET. El gobierno de Milei, entre los despidos de enero y los de marzo, ya redujo un 10% la planta administrativa del organismo. Estamos frente al vaciamiento y la paralización de CONICET. En este punto también mintió el presidente de CONICET, Daniel Salamone, cuando en la campaña presidencial afirmó que no iban a cerrar el organismo. Con estas medidas, CONICET va camino al cierre.
Por estas razones el lunes 25/3 convocamos a movilizar masivamente en defensa del CONICET y de todos los puestos de trabajo, al Polo Científico en CABA y en cada ciudad del país.
Razón y Revolución Ciencia y Técnica – Vía Socialista