En los últimos años, las mujeres organizadas nos convocamos en concentraciones y marchas diciendo que somos muchas, que estamos juntas y organizadas frente a la violencia patriarcal. Y gran parte de este diagnóstico es real: a veces somos muchas en plazas, organizar convocatorias nos lleva muchas asambleas de varias horas donde también somos muchas y desde que gobierna Milei, el movimiento de mujeres sale a la calle en conjunto. Pero a su vez es una fantasía, ya que en todos estos encuentros se repite el mismo libreto por parte de cada organización y no conseguimos realmente una acción que levante la agenda real de las mujeres y nos movilice bajo una consigna masiva como fue la marea verde y el aborto legal, seguro y gratuito.
En los cinco meses que lleva gobernando Milei la crisis económica no hizo más que profundizarse, los indicadores de pobreza, precarización y desempleo aumentan todos los días y son parte de las noticias diarias. Pero como si esto fuera poco, hay otros indicadores que no son tan populares, nos afectan directamente a las mujeres y las medidas del gobierno no hacen más que complicarnos la existencia.
Para empezar, los trabajos y la brecha salarial, esas diferencias que el presidente declara inexistentes y se incrementan con el ajuste. Las mujeres recibimos sistemáticamente ingresos inferiores a los de los varones. Los datos disponibles evidencian que la brecha general alcanza el 26,4% y que no se modificó demasiado en los últimos 8 años. Representamos el 96,9% de las trabajadoras domésticas remuneradas del país y estamos sobrerrepresentadas en los sectores de enseñanza (73%), servicios sociales y salud (69,4%) y los servicios comunitarios (54,4%). Tenemos que tener en cuenta, que estos trabajos suelen ser sectores de bajas remuneraciones y alta precarización laboral. El trabajo de casas particulares es una de las ocupaciones que presenta mayores tasas de informalidad: el 74,2% de ellas no está registrada. A esto se le suman los objetivos legislativos del gobierno, si la Ley Bases es aprobada, jubilarse para las trabajadoras va a ser misión imposible, ya que el 75% de quienes acceden por moratoria somos las mujeres.
Frente a este panorama laboral de precarización, horarios insalubres y sueldos de hambre, las mujeres trabajadoras tenemos todavía otras posibilidades antes de caer en la desocupación. La prostitución, siempre a la orden del día le ofrece a cualquier mujer un ingreso inmediato para salir del paso con el simple hecho de pararse en una esquina. Y en tiempos de internet, se abren las oportunidades y contamos con plataformas promocionadas por famosas, como Divas Play y OnlyFans, donde se cobra dinero por generar contenido erótico. Ahora bien, si lo tuyo no es la creación de contenido o mantener relaciones sexuales por dinero, el capitalismo y las redes sociales te ofrecen otra salida que lleva más tiempo e involucra tu cuerpo desde otro lugar: “¿Queres ser gestante? Importante compensación en dólares.” El alquiler de vientres es una realidad en cualquier rincón del país y una nueva oportunidad para el abuso de aquellos que viven de la explotación de otras.
Otros indicadores que han caído en el olvido son los relacionados a la violencia contra las mujeres. Este fin de semana, nos enteramos que fueron encontradas partes del cuerpo de Johana González, que llevaba más de una semana desaparecida en Chaco, dentro de una bolsa negra en las inmediaciones a una laguna. El caso de Johana se suma a los 114 femicidios y 127 víctimas de violencia que llevan contabilizados durante el 2024 en el observatorio “Adriana Marisel Zambrano”, que dirige La Casa del Encuentro. Mientras el gobierno se ocupa de desfinanciar la línea 144, este informe vuelve a demostrar que el lugar más inseguro para una mujer en situación de violencia continúa siendo su vivienda o la vivienda compartida con el agresor, ya que 58 % de las víctimas fue asesinada en su hogar y 56 % fue asesinada por parejas o exparejas. Entre las víctimas, el reporte indicó que 17 de las mujeres habían hecho denuncias previas; en tanto, cinco feminicidas tenían dictada una medida cautelar de prevención y siete son agentes o exagentes de fuerzas de seguridad. Once de los feminicidios tuvieron lugar en un contexto de narcocriminalidad.
La descomposición a la que el capitalismo arrastra a la sociedad nos obliga a organizarnos frente a los problemas reales de la clase obrera. Quienes decimos defender los derechos de las mujeres trabajadoras, no podemos seguir dándonos el lujo de perder el tiempo en asambleas interminables, donde el debate pase por si se trata de una marcha o una concentración o en que horario le pedimos a las compañeras que se retiren a su casa. Nos están matando con ajuste y con violencia patriarcal. Es hora de dejar el ruido de lado y ocuparnos de construir espacios que dejen de enumerar las cosas a las que nos oponemos y empecemos a debatir qué queremos. Qué sociedad queremos construir, cómo pensamos hacerlo y qué lugar vamos a ocupar las mujeres en todo esto.
-Por una Asamblea Nacional de Trabajadoras/es Ocupadas/os y Desocupadas/os.
-Ni una muerta más.
-Defendamos la Ley 27.610. Por un aborto voluntario y gratuito.
-Abolición de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres.
-Por una ESI feminista, científica y abolicionista.
-Contra el borrado de las mujeres.
Trece Rosas-Vía Socialista